sábado, 24 de agosto de 2013
LECTURAS DE VERANO II
El anciano proseguía diciendo: "¡Paf! ¡Paf! ¡Paf! Mira, jovencito, cómo se unta el pan. Venid acá, pinceladas mías, ayudadme a enrojecer este color glacial. ¡Vamos! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!" Y seguía infundiendo calor a aquellas partes donde había notado una falta de vida, haciendo desaparecer por medio de algunas placas de color las diferencias de temperamento y restableciendo de ese modo la unidad de tono que necesitaba una ardiente egipcíaca.
-Mira, muchacho, sólo cuenta la última pincelada. Porbus dio cien, yo sólo una. Nadie nos agradece lo que hay debajo. Aprende bien eso.
"La obra maestra desconocida"
BALZAC
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